A ver, cómo les explico…

Cuando me preguntan sobre las redes sociales, de forma inmediata e involuntaria recuerdo cuando era estudiante y en una materia empezamos a ver la deshumanización, no solo como concepto, si no como proceso.  En pocas palabras, la deshumanización es el proceso mediante el cual una persona (ser) va perdiendo las características que lo definen como humano. Aclaro, durante este período la deshumanización como punto de estudio carece de cualquier valoración moralmente positiva o negativa, es solo un proceso que lleva a tal resultado.

Tengo presente que partimos de varios ejemplos, pero el que me lo dejo más claro fue el adiestramiento a militares en muchas partes del mundo, donde se volvía evidente que no era lo mismo “disminuir la sensibilidad” de un piloto que de alguien que pertenece a tropas terrestres. Recuerdo haber empezado a ver los procesos de cada uno, pero la diferencia medular era que el proceso debía ser totalmente diferentes para el piloto, quien apunta desde muchísima distancia a un blanco, que muchas veces se traducía a un punto en el mapa, y al disparar veía solo una explosión, sin mayores detalles, sin ver personas, sin ver vidas, solo un punto; mientras que para quienes eran parte de las tropas terrestres la historia era totalmente diferente, ya que sus “blancos” eran mujeres, hombres, de los cuales podían ver sus rasgos, llegar a  identificarse con ellos, preguntarse en el momento que vida llevaban, que roles cumplían en la vida de los demás, que le recordaran a alguien que era parte de sus propias vidas, llegar a sentir empatía por sus objetivos, así cómo ver desde primera fila el resultado inmediato del daño del disparo.  Todo esto hacia que los pilotos fueran más efectivos de entrada disparando a objetivos, mientras que los de infantería necesitaban un mayor grado de “deshumanización” para cumplir su trabajo para que ninguna variable (dentro de las cuales se encontraban varios rasgos que nos hacen humanos) interfieran con las ordenes que habían recibido.

Seguro están pensando que me puse un poco drástica con el ejemplo, pero ¿ya tengo su atención o no?, además, sigan leyendo otro poco para que entiendan como mi ejemplo no es nada sobredimensionado cuando lo comparamos con el proceso atrás de las redes sociales, de nuestra deshumanización y de sus consecuencias .

Las redes sociales brindan el mismo punto de partida que tiene el piloto antes de disparar a un objetivo.  Primero no vemos a la persona a la que escribimos o sobre la que opinamos como una persona real sino como un objetivo (punto en el mapa), nos percibimos a una distancia “psicológicamente” segura para no tener que ser testigos de las consecuencia de nuestros comentarios o reacciones, sin embargo estamos claros que si la situación fuera cara a cara es muy probable que cuidaríamos más nuestras palabras o hasta nos ahorraríamos los comentarios.

Cuando estamos en redes sociales, realmente olvidamos que del otro lado de la pantalla hay una persona, una real, de carne y hueso, con sus problemas, personalidad, historia, que a la vez es parte de la vida de otros, hija o hijo, mamá o papá, el hermano; con situaciones tan reales e importantes como las nuestras y eso nos da la inyección de valentía de escribir opiniones que muchas veces nadie nos ha pedido, que no suman o que implica un trato que no daríamos nadie en la vida real.  Deténganse y piénselo un momento, es es el equivalente a ir caminando por un pasillo del supermercado y sentir la necesidad de detener a alguien para hacer una critica sobre cómo se ve, lo que lleva en la carretilla o algún aspecto de su vida que conozcamos porque anduvimos averiguando… ¿Cómo que les parece fuera de lugar, hasta absurdo? Exacto, ¡a eso me refiero!

Cuando estamos del otro lado y somos el blanco de estos comentarios también olvidamos todo esto, lo que nos lleva a sentirnos desaprobados, rechazados, minimizados, entres otras cosas.  Sin embargo, debemos entender que en ese momento para el otro muchas veces no somos personas, somos solo puntos en el mapa, que no le podemos caer ni bien ni mal, que no puede aprobarnos o desaprobarnos si para empezar no nos conoces, que aclaro no es lo mismo saber quién es alguien que realmente conocer a esa persona. Esto no hace a ciertos comentarios menos desagradables, pero si mucho menos personales y eso lo cambia todo.

Otro punto a tener claro es que debemos delimitar con más efectividad y realismo cuando recibimos un comentario, porque la reacción de alguien puede rechazar nuestra opinión y a veces olvidamos que nuestra opinión es parte de quien somos, pero no nos define en totalidad, ya que somos mucho más complejos que eso.

Es importante mencionar, que como muchas otras cosas en la vida, las redes sociales no tienen nada de malo, sin embargo el uso que hemos decidido darles nos ha dejado con seres menos humanos, que ven en dar y recibir daño por estos medios como algo valido y normalizado.  Hagamos la diferencia cada uno de nosotros, cada vez que vaya a escribir algo, a reaccionar, a publicar, deténgase y piense si lo haría igual si estuviera cara a cara con esa persona, en un lugar publico y rodeado de gente.

Recuerde que seres nacemos pero humanos nos hacemos, así que debemos ser cuidadosos y no permitir que esos rasgos que nos hacen humanos vayan desapareciendo.