A ver, cómo les explico…
Cada vez que una persona que nunca ha acudido a un Psicólogo se sienta frente a mí, en la clínica, no puedo evitar preguntarle: “¿sabe cómo funciona esto, tiene alguna idea acerca de la terapia?”, y hasta la fecha he recibido tantas respuesta que ni siquiera se acercan a la realidad de lo que pasa en la Psicología Clínica o de qué hacemos los Psicólogos Clínicos.
A esta pregunta, siguen una seria de aseveraciones, las cuales en su mayoría se basan en un conjunto de datos obtenidos como producto de una ardua investigación basada en toda una muestra significativa de series de televisión o películas recientes. Las más frecuentes son: “Ud. me va a decir que hacer con tal o cual cosa”, “es que Uds. los Psicólogos están adiestrados para saber qué es lo que uno piensa”, “quiero que me diga si mi relación vale la pena”, “para que Ud. resuelva mi problema”, “para que me diga si esto es bueno o malo”, entre otras. En esos momentos entro en un serio dilema, si dar una muestra de realidad o mantener las expectativas de mis pacientes haciendo uso de los poderes mágicos que me atribuyen; pero siempre gana la primera, así que inevitablemente me abstengo de decir que pienso que debe hacer con su vida y obligarlo a pensar en que quiere hacer con su vida; no saco mi bola de cristal y mejor lo obligo a hacer un inventario que le permita tomar decisiones sobre su futuro; no le doy un discurso sobre moralidad y le hago entender que todos funcionamos bajo diferente normas, que en la consulta lo bueno y malo se define en base a cuantos beneficios y costos le reporta.
Realmente el trabajo del Psicólogo Clínico es tan diferente a todos los cuentos que escucho constantemente, así que voy a tratar de explicar cómo veo mi trabajo. Considero que los Psicólogos nos entrenamos para hacer un poco de todo, pero nuestro campo de trabajo es la mente de las personas que recurren a nosotros, hacemos un poco de Colocación de Personal para toda esa gente que tiene la sensación de, como decía Miguelito, que “la vida no debería echarlo a uno de la niñez sin antes conseguirle un buen puesto en la juventud” nosotros nos encargamos de que encuentren no solo un puesto, si no uno a la medida. También tenemos un poco de Ferreteros, ya que es nuestro labor encargarnos de que por medio de la terapia cada paciente pueda adquirir toda una serie de herramientas para solventar la situación que lo llevo a la consulta y muchas otras que se puedan presentar a lo largo de su vida. En ocasiones somos Abogados Defensores, que ante todas las culpas que el paciente se atribuye nos dedicamos a ponerlos en entredicho y confrontarlo con la evidencia. Por un momento funcionamos como Amplificadores, ya que le enseñamos a ser ellos, pero a todo volumen. En ocasiones hasta dirigimos tráfico aéreo para que cada uno entienda que para todos los sueños que tiene, si son necesarias alas, pero al fin de cuentas tiene que sacar el tren de aterrizaje y tener alguien que le haga señas desde el suelo. A veces somos dosis de realidad concentrada, que les enseñamos que la vida no es como los cuentos, el que Ud. se crea princesa no vuelve a su suegra una bruja y que si busca príncipe azul está perdiendo el tiempo porque seguro que a la primera lavada le destiñe, además que no debe quejarse tanto de su pareja porque todos tenemos cara de accidente aéreo a las 6 a.m., no solo ella o él. Somos su Encargado de Bodega, que le ayuda a hacer un inventario exacto de sus recursos que había tenido tan guardados que ni siquiera recordaba que existían.
Podría seguir por páginas y páginas mencionando nuestros diversos oficios, pero algo que creo que poco sale a colación es lo que nosotros, al fin y al cabo, por más Psicólogos que seamos, aprendemos de cada persona que deposita su confianza en nuestras manos, cómo cada uno de ellos nos enseña lo fuerte que somos todos, lo capaces, que es poco lo que nos limita y mucho lo que nos limitamos, que cuando no tenemos nada que perder todo es ganancia, que al final es importante caernos simpáticos a nosotros mismos porque de los demás nos podemos alejar, de nosotros mismos no; nos dan lecciones que hay mil maneras de lograr imposibles. Así que a todos los que alguna vez me preguntan si nosotros los Psicólogos no nos aburrimos de oír problemas, entiendan que no se trata de eso, nosotros buscamos soluciones y aprendemos sobre lo que todos somos capaces, cada día de nuestras vidas.