A ver, cómo les explico…
Usualmente se cree que el Trastorno Bipolar consiste simplemente en cambios de humor abruptos, es tan arraigada está creencia que hemos llegado al momento donde “bipolar” ya no es solo un diagnóstico, sino que es utilizado popularmente como adjetivo para referirnos a las personas que tienen cambios de humor que consideramos repentinos o que no comprendemos.
Sin embargo, el Trastorno Bipolar es más complejo que eso. Partamos de que existen dos formas de Trastorno Bipolar: Trastorno Bipolar tipo I que se caracteriza fundamentalmente por la presencia de un episodio maníaco (estado eufórico) y Trastorno Bipolar tipo II en el cual existe la presencia de un episodio hipomaníaco y de depresión mayor.
Para el diagnóstico de cualquier Trastorno Mental, incluyendo el Trastorno Bipolar, los criterios se incluyen en el Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales o DSM V (por sus siglas en inglés), por ejemplo. Sin embargo, son varios ya que dentro del Trastorno Bipolar tipo I y tipo II existen una serie de subdivisiones y cada una de ellas tiene diferentes criterios.
Pero si hablamos de los síntomas que alguien podría observar y que pueden empezar a generar sospecha tenemos el “episodio maníaco”, el cual según lo descrito en el DSM V se caracteriza por un período bien definido de estado de ánimo anormal y persistente elevado, expansivo o irritable, y un aumento anormal o persistente de la actividad o energía, prácticamente es alguien eufórico, que se siente por encima de todo el mundo y que se muestra excesivamente alegre. Este a su vez va acompañado de 3 síntomas que son aumento de la autoestima, sentimientos de grandeza y disminución de la necesidad de sueño. Luego tenemos también el “episodio hipomaníaco”, que el DSM V describe como un período bien definido de estado de ánimo anormal y persistentemente elevado, expansivo o irritable, y un aumento anormal o persistente de la actividad o la energía, que tiene como mínimo una duración de 4 días. Y por último, tenemos los “episodios de depresión mayor”, el cual el DSM V describe que requiere la presencia de, por lo menos, 5 de los siguientes síntomas, casi a diario y durante la mayor parte del día (además de la depresión, perdida de interés o placer):
- Cambios en el apetito y/o peso.
- Trastorno del sueño.
- Trastornos psicomotores.
- Falta o pérdida de energía.
- Sentimientos de falta de valor, autoreproches o culpa.
- Dificultades para concentrase, en la toma de decisiones o para pensar.
- Pensamientos frecuentes sobre suicidio o muerte.
El Trastorno Bipolar hasta la fecha no tiene cura, pero puede ser tratado con fármacos y terapia psicológica, aunque siempre estará presente, pero controlado. Sin embargo, en muchas ocasiones estos pacientes deben ser ingresado, sobre todo cuando se presenta episodios hipomaniacos, ya que este es capaz de causar graves alteraciones en el funcionamiento social y laboral, lo cual es una de las principales diferencias con el episodio maníaco, el cual puede no llega a requerir hospitalización al no generar alteraciones tan importantes en las áreas que ya mencioné.
Durante los episodios maníacos, los pacientes suelen cambiar su forma de vestir y maquillarse (en caso de las mujeres), volviéndose más extravagantes y sugerentes. En el Trastorno Bipolar tipo 2 también es frecuente el abuso de sustancias. En algunos casos existen conductas agresivas, hacia ellos mismos o hacia los demás. Es importante mencionar también, que se estima que los pacientes con Trastorno Bipolar tienen 15 veces más riesgo de quitarse la vida que los demás.
Este trastorno debe ser necesariamente diagnosticado y tratado con tratamiento farmacológico, llevado por un Psiquiatra y con terapia psicológica.
Como familiares, parejas, amigos, etc., el aporte es incentivar y muchas veces hasta obligar a estas personas a buscar ayuda si sospechamos de que exista un Trastorno Bipolar, ya que para ellos al inicio es muy difícil aceptar, en ocasiones hasta identificar, que algo no está bien.