A ver, cómo les explico…

Este lunes me invitaron al cine, a ver «Wonder» o «Extraordinario».  Como no les quiero arruinar la película y, además, no soy critica de cine, solo les contaré a grandes rasgos de qué se trata para que entiendan de que les estoy hablando a continuación.

«Extraordinario» es la película sobre August «Auggie» Pullman que nació con un Trastorno Genético (Síndrome de Treacher Collins) que le genero varias malformaciones en cráneo y cara, y que ya a sus 10 u 11 años (no recuerdo con exactitud pero es una de las 2 edades) ha pasado por 27 operaciones.  El gran problema es que su cara resulta todo un reto por ser diferente.  Parte de la película son también son sus papás, Isabel Pullman y Nate Pullman, además de su hermana Olivia «Via» Pullman.  La película parte de las dificultades que empieza a enfrentar Auggie cuando sus papás llegan a la conclusión de que es hora que deja de recibir clases en casa y que empiece a asistir a la escuela, en 5° grado… como si no fuera suficientemente el reto de empezar a ir a una escuela nueva.

La película a mi me dejo un montón de lecciones, de verdad si las empiezo a enumerar no termino, pero voy a tratar de mencionarles las que más me pegaron y el porque de cada una:

  1. Sobre el Bullying: en la película «Extraordinario» se aborda el bullying en varios casos (protagonista, compañeros de clase, hermana), pero lo que me resulto un punto a rescatar es que muestra, no solo el trasfondo y circunstancias de quien lo sufre, si no también de quien lo ejerce.  Sobre todo que tanto tienen que ver, en muchísimas ocasiones, los padres de quienes ejercen el bullying con que su hijo adopte ciertas conductas que llega a considerar validas para interactuar con los demás, convertirse en un líder negativo o ser parte de un grupo; todo lo que aprenden observando conductas de los padres, escuchando comentarios que ellos piensan que les pasan de largo a sus hijos y lo importante que es, más que dar buenos discursos como papás, dar buenos ejemplos.
  2. Los niños son crueles ¿y los adultos no?: Esto de que «los niños son crueles» todos lo hemos escuchado más de una vez, cuando hacemos referencia a que pueden llegar a tener tan poco filtro para decir las cosas que llegan a lastimar mucho.  Pero, detengámonos un momento y pensemos en lo siguiente, los niños realmente no hacen importante del aspecto de los demás, ni del de ellos mismos, del color, complexión física u otras características puramente físicas, hasta que los alumnos las empezamos a señalar a otros como gordo, feo, enano, entre otras y además reprobamos tal o cual características, calificándolas como poco deseables y asociándolas a otra serie de factores o situaciones, con las cuales no necesariamente están relacionadas.  Si estoy convencida que los niños son más transparentes, ya que es a medida que crecemos cuando vamos adoptando mecanismos de represión o «modales», aún siendo más sutiles para despedazar gente, pero al final eso no nos hace mejores personas, creo que todos deberíamos abstenernos de llamar referirnos a alguien por alguna característica física que consideremos negativa, y que somos más que lo físico y, en todo caso, si realmente es vital referirnos a la característica física de alguien, pues haga referencia a la que considera agradable y positivamente sobresaliente.
  3. ¿La empatía nace o se hace?: Este me pareció un punto muy importante durante la película, y es que, a pesar de que se ha demostrado que hay ciertos factores que son «de fabrica» y que nos hacen más o menos empáticos (capaces de ponernos en los zapatos de los demás), también se ha demostrado que es un musculo y que si lo entrenamos aumenta, aún si yo vengo configurado para ser empático, si mi crianza, circunstancias, experiencias, etc, no se encargan de desarrollas mi empatía, entonces está se atrofiará, o viceversa.  Un común denominador, no solo en la película, sino también en la «vida real», es que sin importar si son niños o adultos, cuando las personas hacen bullying, suelen despreciar a otros en base a las características que los hacen diferentes, cuando se creen superiores a alguien sin recordar que son las diferencias las que nos hacen crecer; suelen ser personas con casi nada o muy poca empatía.  Considero que cuando tomamos en cuenta esto, somos conscientes de la importancia de ejercitar la empatía en los niños, sacarlos de sus burbujas, mostrarle que hay otras realidades, darles la oportunidad de experimentar la alegría que viene de ayudar a alguien, aprender a regalar una sonrisa, escuchar, entre otras cosas y como adultos trabajar en la nuestra (que les garantizo que siempre la podemos mejorar), sobre todo entendiendo y comparto que, como menciona la autora del libro en el que se basa la película, R.J. Palacio, «todos podemos inspirar a los demás para ser más empáticos».

Como les mencione al inicio, estos son algunos de los puntos sobre la película «Extraordinario» y lo que nos enseña Auggie Pullman y compañía.  Así que ya saben si quieren ir a ver algo al cine, solo les recomiendo que ¡lleven pañuelos!