A ver, cómo les explico…

Hace ratitos buscaba material para la mi página de Facebook (www.facebook.com/SemschLarin) y encontré una imagen que decía “Tres reglas simples en la Vida”, me pareció fantástica y creo que puedo asegurar que funcionan.

Yo no les llamaría “reglas”, en primero por mi terrible conflicto con la autoridad que hace que si lleva escrita la palabra “regla” por algún lado todo se vuelva más difícil, y por otro porque no me parece que existan reglas o formulas perfectas que apliquen para todos de igual forma, pero si me siento casi en la responsabilidad de compartir estas (no reglas), porque aunque no puedo asegurarle que le resolverán la vida, o que serán capaces de hacer desaparecer cualquier problema, si puedo aseverar que le harán la vida más sencilla.digits-705666_960_720

  Creo que en este caso vale la pena aclarar el titulo de este artículo, es que decidí titularlo de esta forma, porque es lo que me parece, “tres maneras en que todos podemos hacernos las vida más sencilla”, pero ¡ojo!… si es que la suya le gusta sencilla, porque me consta que hay gente que es plenamente feliz complicándose, y no me lea con tono sarcástico porque no soy yo la que lo está usando (es Ud.); realmente creo que todos tenemos diferente formas de ser felices y algunos la forma que han encontrado es manteniendo sus vidas complicadas, así como a otros nos gustan menos enchiboladas.

Así que aquí les van, y me pondré de mal ejemplo, no porque mi forma sea la que resulta, es porque es de la que puedo hablar por haberme tocado en vivo y a todo color.

  1. Si no persigues aquello que quieres, nunca lo conseguirás.

En esta creo, de principio a fin y creo que se aplica absolutamente a todas las situaciones y áreas de nuestra vida.

He visto cuanta gente ve a otros que están en situaciones en las que ellos quisieran estar, por ejemplo que ya obtuvieron el ascenso que querían en su trabajo, que pusieron su negocio, que hicieron ese viaje, que empiezan a tener la vida que quisieron con la persona que quisieron, etc.  A continuación de escucharlos describir la vida casi idílica que tiene el otro, y como se aleja tanto de la de ellos viene la frase: “¿Por qué esas cosas no me pasan a mí?”, con ese tono de absoluta queja, mezclada con un poco de resignación y envidia y perdónenme, pero quién dice que las cosas “¡PUF! Pasan”, así por arte de magia, producto de la combustión espontanea, que la vida que uno quiere un día de estos solo le cae encima, porque todavía “si les toca a la puerta” con esa actitud la mayoría diría “Si realmente es para mí, seguro encuentra la forma de falsear la chapa y abrir la puerta”.

No criaturas, la vida no es eso que a uno le pasa, es eso que uno hace que le pase. La vida no se lo consigue a uno… Uno consigue a la vida que quiere, para eso hay que pararse y empezar a caminar tras lo que uno quiere, terminando en el suelo varias veces, luego sacudiéndose el polvo y siguiendo, porque si después del primer aterrizaje forzoso ya no lo quiere, quiere decir que desde el principio no era tan importante para Ud.

  1. Si no preguntas, la respuesta siempre será no.

   Está la aprendí aun antes de saber leer bien.  He perdido la cuenta de cuantas veces de pequeña (si, alguna vez fui chiquita), mi mamá (¡sí! También tengo madre) me repitió hasta el cansancio y con cara de absoluta despreocupación: “Pregunta, lo peor que puede pasar es que te digan que no”.  Creo que en ese momento fue sumamente difícil, porque las cosas que tenía que preguntar usualmente eran, de chiquita, de vida o muerte… como: ¿Puedo usar la pared para dibujar?, ¿Puedo comer más de esto o aquello?, ¿Podemos almorzar sorbete?, ¿Puedo cenar en la tele? Y cosas así, que en ese momento hacían que sintiera que mi vida pendía de un hilo y a las cuales las respuestas usualmente eran “No”. Creo que el hecho de que me expusiera tanto a que me dijeran que no, me dejo claro que en efecto, lo peor que puede pasar es que me digan que no, pero aun en esos momentos y en esas situaciones me di cuenta que si siempre preguntaba, de vez en cuando la respuesta sería Si y que en todo caso después de un “No”, mi vida continuaba.

Hasta la fecha creo que no pierdo la costumbre y creo que desarrolle el callo necesario para que no me detenga más de un segundo pensar que me pueden decir que “No”. Pero he observado que en ocasiones a todos nos detiene lo que acompaña al “No”, más que la respuesta en sí misma.  Por ejemplo mucho nos tomamos las cosas personales, “es que me dijo que No a Mi”, la mayor parte de veces esto no es cierto, dijo que No a lo que preguntamos, no a Ud.; o “es que me lo dijo feo”, creo que cuando uno no quiere un “No” no hay forma bonita que se lo digan… “No” es solo una palabra y una respuesta a nuestra pregunta, no una desaprobación a nosotros como persona.

Así que pregunte, lo peor que puede pasar es que le digan que No, en todo caso si no pregunta es cómo obtener un No todo el tiempo.

  1. Si no das un paso adelante, siempre estarás en el mismo sitio.

   ¿Obvio verdad?… pues no tanto, si nos vamos a los hechos.

Saquen cuentas de la gente que conocen y que usualmente dice “es que no quiere seguir con mi relación” y después de un mes o más siguen en su relación y quejándose de la misma; o “es que no quiero seguir en mi trabajo”, en general, sin importar cuál sea “no quiero seguir en esta situación”.  Aquí viene la parte que asumimos como lógica, que es que si no nos gusta donde estamos, nos vamos; que si queremos llegar a otro lugar nos movemos; que si nos parece terrible donde estamos parados, nos larguemos.

La sorpresa es que muchos se quejan como que las quejas le transportaran a otro lugar o hicieran que la situación cambiara.  No me malinterpreten, no me refiero a dejar todo cuando se complica o pone difícil, tampoco a no quejarse que varias veces es justo y necesario… si no de saber cuando ya hicimos lo que teníamos que hacer y lo siguiente que toca es dar un paso, que por cierto, necesariamente tiene que ser “hacia adelante”, si nos lleva a describir círculos, o peor aún, en retroceso, no funciona… no confunda moverse con ir hacia adelante.

Entonces la moraleja, si quiere avanzar, deje de quejarse, deje de pensar, deje de darle vueltas a la idea de cómo sería todo si estuviera en otro lugar… mueva un piecito y que sea hacia adelante, después de eso, recuerde que ya hizo lo más difícil que siempre es el arranque.

• Columna en colaboración para Xpressate.net •