A ver, cómo les explico…

No deja de sorprende cuanta gente vive totalmente presa del miedo al «qué dirán», y aclaro  que estoy perfectamente consciente de que vivimos en un país donde pareciera que el deporte nacional, practicado por la mayoría de salvadoreños, consiste en sentarnos a observar a los demás y en base a nuestros poco fundamentados o conocimientos sobre los motivos o detalles de vida de las personas, dedicarnos con una pasión desmesurada emitir opiniones, juicios y observaciones sobre ellos.

Hasta la fecha no deja de parecerme impresionante como hemos desarrollado la costumbre de pararnos en alguien más para sentir que crecemos o de sentarnos a criticar alguien para sentirnos mejor persona al jugar con la idea de «yo soy bueno porque éste es peor».  Consideró que la única forma para tener el tiempo y la energía necesaria para estar constantemente pendiente de la vida de los demás, es no teniendo una propia, ya que idealmente todos deberíamos estar demasiado ocupado trabajando nuestra grama, hasta el punto de no quedarnos tiempo para estar constantemente pendientes de qué tan verde está la grama de nuestro vecino.

____soledad_____by_utkusarioz

Pero bueno… al fin y al cabo, este artículo no se trata de criticar a los que critican, se trata de planteares por qué no en vez de estar constantemente preocupados por nuestra reputación y terminar siendo esclavos del qué dirán, nos dedicamos a estar preocupados por nuestro carácter.  Partamos de que el carácter según su definición es el conjunto de rasgos cualidades o circunstancias que indican la naturaleza propia de una cosa o la manera de pensar y actuar de una persona o un grupo de personas y y es precisamente el carácter el que nos distingue de los demás, mientras que reputación se refiere a la idea o concepto, ya sea favorable o desfavorable, que se tiene de una persona.

No deja de sorprenderme constantemente la cantidad de gente que está dispuesta negociar su carácter con tal de obtener una reputación que consideren favorable, pero piénsalo con detenimiento esto realmente no es algo que tenga sentido… no somos dueños de la opinión de los demás, carecemos de cualquier injerencia en la opinión que tengan sobre sobre las cosas, sobre las conductas, y en general, sobre nosotros mismos.  Sin embargo, sí somos únicos  responsables y dueños de nuestro carácter, que desde mi punto de vista está conformado por una serie de características que en ocasiones utilizamos bien, y por ende los demás las describen como nuestros mayores cualidades, y en otras ocasiones utilizamos mal, volviéndolas nuestros peores defectos. Realmente estamos hechos de ambas partes, una positiva y otra negativa, que como lo mencionamos nos definen y diferencian de los demás.

Si tomamos en cuenta todo lo mencionado, estar constantemente preocupado del que dirán o de nuestra reputación, más que de nuestro carácter tendría, el mismo sentido que tener miedo que alguien piense que podemos volar y que nosotros, a raíz de esto, nos partamos del miedo pensando que vamos a despegar del suelo o que alguien pensará que Usted es un unicornio y eso lo hiciera capas del eructar arcoiris, a parte de colocarlo inmediatamente un cuerno en la frente.

Bajo ninguna circunstancia estoy tratando de convencerlos que no es desagradable tener tanta gente dando una opinión constantemente sobre lo que hacemos o dejamos de hacer, lo que pensamos o dejamos de pensar; lo que estoy tratando de decirles, o hacerlos considerar, es que lo que nos define es nuestro carácter, no la interpretación que los demás se sientan en libertad de hacer del mismo.

¿Qué tal si de hoy en adelante nos preocupemos menos por cómo se ve lo que hacemos y más por qué motiva lo que hacemos? o por descubrir quiénes somos y cómo está constituido nuestro carácter, en vez de estar constantemente pensando quienes creen los demás que somos, cuando muchas veces nos conocen tan poco que ni siquiera pueden escribir correctamente nuestro nombre

Tenga en cuenta que al final no podemos pensar que ser personas bonitas desde el interior se logra comiendo maquillaje.

• Columna en colaboración para eseveHOY.com•