A ver, cómo les explico…

Por lo que veo en mi práctica la adolescencia es una etapa que puede ser muy confusa para «todos los involucrados», tanto el flamante adolescente, como sus padres o familiares cercanos.

La adolescencia suele ser una etapa de cambios, pruebas, errores, aprendizajes, confusión, etc. Sin embargo, nada de esto es una justificación para solo «dejarlo ser», al contrario, es una etapa donde se necesitan limites claros, consecuencias, guías y mucha orientación, que lamentablemente no siempre es proporcionada de la manera más efectiva, aunque si con las mejores intenciones.  Es esa etapa de la vida donde empezamos a tomar decisiones, a tener nuevas libertades que van acompañadas de nuevas responsabilidades, donde se nos plantean problemas que nos obligan a desarrollar nuevas herramientas que nos serán de utilidad todo la vida, desarrollamos una nueva forma de evaluar las situaciones y todo lo que está a nuestro alrededor, empezamos a ser más independientes y a pasar por toda la lucha que esto implica ya que durante la niñez estamos muy acostumbrados a que nuestros papás sean esas personas que se han encargado de proveernos todo, desde el mismo día en que nacimos, pero durante la adolescencia existe la  necesidad de saber que me puedo proveer yo mismo, o que pueden proveerme los demás que yo selecciono y esto implica cierto desprendimiento de los padres, lo cual a pesar de ser un proceso necesario tiende a ser un poco doloroso para ambas partes (padres e hijos adolescentes), de distintas maneras y parte del truco es llevar el proceso en una medida y velocidad adecuada para la madurez y personalidad de cada adolescente.

Gran parte de los cambios que ocurren en esta etapa, se deben a que la adolescencia es un proceso de “reestructuración” en todas las áreas: físico, mental, psicológico, emocional.  Esto muchas veces puede generar que los adolescentes se sientan en un limbo, ya que algunos padres siguen tratándolos como unos niños, pero solicitándoles que afronten sus responsabilidades como adultos, olvidan que ya no son niños, pero que aun no se han convertido en adultos, van por ese camino, pero son conatos de adultos.

Además en muchas ocasiones debe existir comprensión de parte de los papás, ya que si no la situación tiende a volverse más difícil, debido a que toda nuestra crianza va orientada a volvernos seres independientes, autosuficientes, pero muchos padres durante la adolescencia de sus hijos se empiezan a sentir menos “necesarios” y pasan de ser estas personas que han consagrado cada minuto de su vida durante los últimos años a suplir absolutamente todas las necesidades de su hijo, a ver como sus hijos plantan cierta distancia y empiezan a hacer cosas por si mismos, a diseñarse una vida que en ocasiones no es la que sus papás se habían imaginado para ellos.

Ojo que la adolescencia no nos pega a todos a la misma edad.  A pesar de que, desde que nacemos, existen estimados o rangos de edad en las cuales se presentan diferentes etapas, estos son solo rangos o estimados, por ende pueden variar de un caso a otro.  Si a los padres les inquieta que no ven cambios de ningún tipo en su hijo, durante las edades que es esperado, deben informarse con un profesional, en vez de imaginar cosas por la falta de información y de alguna forma presionar a su hijo o hija y que este llegue a sentirse inadecuado o que sus autoestima se dañe en el proceso.

Como los mencione, esta es una etapa llena de cambios, que no solo deben afrontar los adolescentes, sino también los padres.  Una de las cosas que suelo recomendar para esta etapa, es que los papás se encarguen de que su hijo perciba un constante puente de comunicación con ellos, que sepa que puede acercarse y platicarles sobre cualquier tema, no se trata realmente de si el adolescente decide o no hablar de tal o cual tema, este puente que menciono consiste en que el o ella sientan que puede hacerlo.  El truco para lograr esto es que los papás muestren real apertura a hablar de cualquier tema, evitando poner cara de escándalo, yo en lo particular les recomiendo que aprendan a poner cara de póquer, a pesar de que muchas situaciones pueden tender a escandalizarlos no es bueno que hagan que su hijo sienta que ud. lo esta juzgando o sentenciando, mucho menos que de entrada desconfía de el o ella, esto le permitirá tener conocimiento de que es lo que esta pasando en la vida de su hijo, además permitirá que su hijo se sienta invitado a pedirle su consejo, en vez de recurrir a otros adolescentes que en muchas ocasiones pueden darle información inadecuada o no fundamentada.

En esta época suelen haber tensiones entre padres e hijos, así que aquí les dejo información para manejar esta tensión:

  • Mantenga canales de comunicación abiertos.
  • Muéstrese dispuesto a hablar de cualquier tema.
  • No minimice las situaciones por las que pasa su hijo, haciendo comentarios como “que problemas vas a tener a tu edad”, recuerde que todos pasamos por esa etapa y que realmente sentimos que ese tipo de problemas era el fin del mundo.
  • Dele los insumos necesarios a sus hijos, pero aliéntelos a que tomen decisiones por si mismos y que hagan frente a las consecuencias (buenas y malas) de las mismas, ya que si es siempre Ud. quien esta tomando decisiones por ellos nunca sabrán que hacer cuando Ud. no este ahí.
  • Respételos, son sus hijos y que hagan las cosas diferentes a como Ud. las haría no quiere decir que las hagan mal.
  • No sea agresivo cuando los corrija, no use adjetivos despectivos que puedan terminar dañando la autoestima de su hijo.
  • Cuando haga algo malo corríjalo y llame su atención, pero cuando haga algo bueno también comuníqueselo.
  • Recuerde que ya no es un niño, pero tampoco se ha convertido en un adulto.

Otro punto importante en está etapa son los límites, sin embargo, de igual importancia es que estos limites sea efectivos.  Los limites no son malos, pero no necesariamente tienen que gustar, es parte de lo que tenemos que aprender durante la adolescencia.  Sin embargo, la forma en la que se establecen los limites si es crucial, mis recomendaciones son:

  • Siempre hablelo. Un limite debe ser comunicado primero, que las partes involucradas sepan que existe y exactamente a que se refiere o que abarca.
  • Plantee las consecuencias.  El incumplimiento de un limite tiene consecuencias, no en la adolescencia si no en la vida real, por ende especifique consecuencias que sean acordes al incumplimiento del limite, por ejemplo: si no estas en casa a tal hora acordada, no te podre dar los siguientes permisos durante x cantidad de tiempo.
  • Sea congruente. Si plantea una consecuencia, como producto de no respetar un limite, cumpla, pase lo que pase no haga que su hijo crea que uno puede andar por la vida sin sufrir consecuencias a sus actos.
  • De insumos.  Esto es muy valioso porque precisamente permite que los adolescentes vayan considerando y tomando en cuenta más información que ira cambiando su forma de ver muchas cosas y de tomar decisiones, por ende cuando plantee un limite no use frases como “porque yo quiero”, “porque soy tu papá”, “porque si y punto”, ninguna de esas son razones y ellos necesitan conocer las razones que están atrás de los limites, no para que estén de acuerdo, si no para poder tener la información.