A ver, cómo les explico…

 Hoy les voy a hablar de que hace uno cuando la vida te sonríe 24 horas al día y 7 días a la semana, cuando todo es azul, cuando las cosas fluyen totalmente, cuando somos capaces de ver las soluciones a todos nuestros problemas de forma inmediata, cuando la vida no tiene obstáculos si no que solo empuje, cuando a uno no le queda más remedio que flotar en una inmensurable felicidad, bla, bla, bla… ¡Mentira! Yo escribo sobre Psicología, no Ciencia Ficción.

Definitivamente la Vida que tenemos es resultado de las decisiones que tomamos, aun de las que nos negamos a tomar.  Y no sé porque, alguien nos ha vendido esta versión de cómo debería ser… que tiene tanto que ver con la realidad, no s llena de expectativas falsas y al final no importa que tan buena sea nuestra vida, solo comparada con esta versión en nuestras cabezas, se queda corta.

Una de las  primeras falsas aseveraciones que se me viene a la cabeza y que considero que es de las más frecuentes es que “la vida no es justa” y es totalmente cierto, no lo es, pero mi punto es que “quién nos dijo que si” y si la vida nos ha demostrado una y otra vez que no es justa, porque seguimos hasta fingiendo sorpresa cada vez que pasa algo que calificamos como poco justo.  Se los pongo así, si la vida realmente fuera justa, tendría que ser justo con cada uno de nosotros, entonces… ¿de todos los que compran un billete de lotería quien se sacaría el premio?,  ¿cómo sería la forma justa de que la vida seleccione a este y descarte a todos estos?  Y saben… que no sea justa, no la hace mala, porque siempre tenemos derechos a nuestra decisiones, porque somos víctimas de estas y no de nuestra circunstancia.

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Otra de las aseveraciones fantásticas es que “a mi todo me sale mal” o “a mí siempre me va mal”.  Se da cuenta que esto es prácticamente imposible, es tan poco viable como que siempre no fuera bien o todo nos saliera bien.  Es cierto que usualmente más de una cosa nos sale mal y en ocasiones ni siquiera mal, solo diferente a como nos hubiera gustado o a cómo la habíamos imaginado.  De lo que padecemos la mayoría es de tomar ese mal momento y arrastrarlo todo el día o de resumir todo nuestro día a ese mal momento, eso logra que por más que las cosas buenas nos pasen en nuestras narices no nos enteremos, porque seguimos de lo más entretenidos contemplando lo que nos salió mal o no exactamente como queríamos.

Para terminar esta algo que creo que ejemplifica la frase de “nos e trata de las cartas que nos reparte la vida si no de cómo nosotros decidimos jugarlas” y esto sí que es cierto.  Esto tiene mucho que ver con que tanto nos comparamos con los demás, cómo idealizamos sus vidas y la nuestra parece tan gris; usualmente he escuchado aseveraciones como “pues sí, pero él (o ella) pudieron hacer lo que soñaban”, “pero es que ella (o él) se le presentaron las oportunidades que a mí no” o “claro, pero es que ella (o él) tienen lo necesario para lograrlo”.  Pero bueno, y no tienen también dos pies, dos manos, un cerebro, educación que decidieron aprovechar o no, 24 horas al día que deciden como las emplean y 365 al año… ¿y Ud. qué es lo que no tiene de todo esto?  No se trata de cómo usamos lo que tenemos al fin de cuentas o de que tanto, que en vez de compararnos con los demás deberíamos querer superar a la persona que fuimos ayer.

Así que resumiendo:

  • La vida no es justa… pero eso no la hace mala.
  • En la vida no todo nos sale bien… pero es no la hace mala.
  • En la vida todos recibimos diferentes cartas para jugarnos… y eso no la hace mala.

Cómo Ud., perciba su vida hará la diferencia, y con esto no le sugiero que se haga un positivo empedernido, que cree que las calles son de sorbete y todo es azul, me parece igual de improductivo; solo le sugiero que sea más justo al evaluar su vida.

• Columna en colaboración para Xpressate.net •